Para muchas personas, una vida independiente en comunidad es algo natural y deseado. Sin embargo, para aquellos que viven con discapacidades, la independencia puede ser un desafío, ya que a menudo se ven obligados a depender de diversas fórmulas impuestas por otros para satisfacer sus necesidades diarias. Estas fórmulas pueden incluir recursos estatales, centros de día, residencias o cuidadores temporales, decisiones tomadas por personas ajenas a sus vidas. Las personas con discapacidad necesitan ayuda, sí, pero lo que realmente anhelan es la verdadera independencia.
En 2006, se aprobó la Ley de Autonomía Personal y Dependencia, la cual incluía una figura poco conocida y poco desarrollada hasta el día de hoy: el asistente personal. Esta persona contratada tiene como objetivo ser los ojos, los pies y las manos de aquellos que requieren apoyo, permitiéndoles llevar a cabo todas las tareas que necesitan.
A pesar de ser una prestación que apenas llega al 0,07% de las personas que dependen del sistema, la Conselleria de Igualdad está apostando por esta fórmula que aún enfrenta muchos obstáculos por superar. Myriam Arnáiz, directora técnica del área de Autonomía Personal y Vida Independiente en la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif), es una experta en esta figura y ha abogado por su reconocimiento y promoción.
En este reportaje, Gonzalo Sánchez relata la historia de Myriam Arnáiz, quien gracias al programa piloto de la Junta de Andalucía, comenzó a recibir la prestación de un asistente personal en 2016. Para Myriam, esta figura ha sido la clave para descubrir una vida independiente y normalizada, permitiéndole realizar actividades cotidianas que antes le parecían inalcanzables.
El asistente personal es más que una mera ayuda; es un derecho reconocido para las personas con discapacidad. El artículo 19 de la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad establece claramente que toda persona con discapacidad tiene derecho a una vida independiente y a ser incluida en la comunidad. Es hora de que se reconozca y se haga efectivo este derecho fundamental para aquellos que, como Myriam, desean y merecen vivir con plena autonomía.
(Enlace al reportaje completo: Aquí)
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